Quería que este lo examinara, le dijera qué tenía y le recetara algún medicamento. Desafortunadamente, a mitad de camino se le pinchó una rueda delantera.
Con el fin de probarlos, colocó su bastón en el cesto, y suerte que lo hizo así, pues a mitad de camino soltaron los otros la carga; y de haber estado Juan en el cesto, sin duda se habría matado al caer.
Todo fue mal, íbamos de vacaciones a la playa y para empezar, se nos estropeó el coche a mitad de camino, así que perdimos un par de días hasta que nos lo arreglaron.